Capulina, el velador de una bodega, encuentra su tranquilo trabajo interrumpido cuando unos ladrones roban unos bultos. El Santo, investigando a los ladrones por tráfico de diamantes, se encuentra con la sorpresa de que Capulina entorpece sus esfuerzos para capturar a los delincuentes. Sin embargo, Capulina decide tomar cartas en el asunto y se pone una máscara de luchador para ayudar al Santo en la captura de los criminales.